Por Pía Ibarra Y.
A grandes rasgos, la participación ciudadana consiste en un proceso en donde se integra a la ciudadanía en la toma de decisiones. Esto, en función de resguardar sus intereses en lo económico, político, económico, social y ambiental. De esta forma, al tomar parte en estos asuntos, se da pie a un pleno desarrollo como seres humanos y comunidad*.
Este proceso se organiza desde tres aristas diferentes: el Derecho, el deber y la herramienta o instrumento. Al mismo tiempo que se basa en los derechos a informarse, opinar e influir.
FASES DE PARTICIPACIÓN
Durante el desarrollo de la Participación Ciudadana, es necesario que se cree una dinámica que permita la inclusión de los diferentes puntos de vista en una situación determinada. Este proceso puede clasificarse en etapa informativa, consultiva, gestionaria y de habilitación social.
La informativa es la fase más básica, ya que supone un menor grado de influencia en la toma de decisiones, porque la satisfacción de necesidades es de nivel básico, aunque no por ello, innecesaria. Busca entregar los datos esenciales, objetivos y de manera oportuna para entender una situación.
La consultiva, por su parte, pretende conocer y considerar la opinión de la ciudadanía, a través de canales de comunicación adecuados. Sin embargo, la consulta puede ser o no vinculante.
En cuanto a la gestionaria tiene como objetivo realizar un trabajo asociativo y directo con el público. En este punto existe un proceso de colaboración en donde los actores participan en la búsqueda de soluciones bajo la negociación, existiendo acuerdos vinculantes para influir en la decisión.
Por último, se encuentra la habilitación social o empoderamiento, en donde la comunidad aprende y adquiere destrezas y capacidades, fortalece organizaciones y trabajo en redes, alcanzando el máximo grado de influencia y satisfacción de sus necesidades.
MÉTODOS DE INTERACCIÓN
Como todo fenómeno complejo, los mecanismos de acción son diversos dependiendo el contexto en que se dé. Para la Participación Ciudadana se reconocen tres métodos de comunicación entre los grupos de interés y las organizaciones: el unidireccional, bidireccional y el integrador.
El primero (unidireccional) abarca grupos menos relevantes o con una menor capacidad de compromiso, los que ejecutan acciones informativas hacia otro grupo de interés.
En el segundo (bidireccional) existe una posibilidad de intercambio, puesto que el objetivo es conocer e integrar expectativas en la actividad de la organización. En este punto se desarrolla la información activa, consultas por medio de encuestas, paneles, entre otros.
En el último (integrador) se incorporan los grupos de interés en la toma de decisiones de una organización. Estos procesos son complejos para estructuras sólidas que identifican a sus stakeholders como un elemento verdaderamente esencial en su modelo de negocios.
Voz Chile cuenta con una serie de servicios que reconocen la importancia de la comunicación en los procesos de participación ciudadana. Revísalos aquí.
Referencias:
González, B. (s/f). Consolidación de la participación ciudadana en Honduras. Honduras: S/ed.