Por Pía Ibarra Y.
Durante las últimas semanas, las redes sociales han estado invadidas por imágenes, vídeos y memes de carpinchos. Sin embargo, ese fenómeno tiene un trasfondo más interesante: el retorno a sus hábitats en Argentina.
La tranquilidad en la que vivían los habitantes de Nordelta, una de las zonas más acomodadas de la provincia de Buenos Aires, se vio interrumpida luego una “invasión descontrolada” de estos roedores gigantes, cuyo avistamiento es común para un lugar como aquel, donde predominan los humedales.
Diversos episodios se denunciaron a partir de esta “invasión”. Entre ellos se cuentan ingresos de estos animales a patios y viviendas, atacando a mascotas y rompiendo plantas, además de un accidente de un motociclista, quien cayó al impactar contra un carpincho.
“Quisiera que trasladen a los carpinchos porque atacaron a mi mascota en mi propio jardín. Casi lo matan”, dijo una residente del lugar al diario Clarín. “Le mordieron el estómago y las piernas. Ahora mi perrito no quiere salir más. Tiembla todo el tiempo y mi jardín, a pesar de que lo cerqué, sigue invadido de carpinchos”, agregó.
Carpinchos ¿Quiénes son?
También conocidos en otros lugares del continente como “capibaras“, son los roedores más grandes del mundo, son vegetarianos, anfibios y viven en colonias.
Son nativos de Panamá, los Andes y Argentina. Asimismo, estos animales habitan climas tropicales y templados, además de necesitar estar siempre cercanos al agua o en zonas húmedas.
Son sociables, con un carácter manso que les hace proclives a vivir en paz junto a otros animales, y a desarrollarse en comunidades medias-grandes.
La amenza sobre los humedales
Más allá de los memes que dejaron tras la vuelta a sus territorios, los carpinchos nos trajeron algunas preguntas sobre nuestra relación con la naturaleza.
Según consigna La Nación, esta especie es autóctona del Delta del Paraná, “ecorregión conformada por un mosaico de humedales”, los que representan el hábitat de los carpinchos.
“En los últimos años hubo una importante destrucción de áreas que no estaban intervenidas, se deforestó para construir y a los carpinchos no les queda mucha más opción que las zonas con casas en su búsqueda por nuevos espacios”, advirtió la investigadora María José Corriale a El País.
Adelmar Funk, experto en manejo de fauna, señaló al mismo medio: “El carpincho come la vegetación de ríos y lagunas, el pasto tierno que crece con la humedad del suelo. Con tanta carga animal es probable que el pasto de la orilla no alcance y tiene el barrio a mano, con gente que plantó jardines y huertas”.
El retorno de los carpinchos a sus hábitats devolvió el debate por una “Ley de Humedales” en el país vecino. Esto para empujar la posibilidad de “ponerle freno” al avance de la destrucción de estos ecosistemas tan importantes para las reservas de agua dulce, reguladores de inundaciones y hospedadores de una gran biodiversidad.